La historia de Luis y Esther


Ayer leyeron esto durante la tertulia y me ha parecido gracioso. A ver que os parece a vosotros:

“Pongamos que un chico llamado Luis se siente atraído por una mujer llamada Esther. El le propone ir juntos al cine, ella acepta, se lo pasan bien. Unas pocas noches después el le invita a ir a cenar, y de nuevo están a gusto. Siguen viéndose regularmente, y un tiempo después ninguno de ellos ve a ningún otro. Entonces, una noche cuando van hacia casa, un pensamiento se le ocurre a Esther y, sin pensarlo realmente, ella dice:

– ¿ Te das cuenta de que justo hoy hace seis meses que nos vemos ?

Y entonces se hace el silencio en el coche. A Esther le parece un silencio estruendoso.
Ella piensa : -Vaya, me pregunto si le habrá molestado que yo haya dicho eso. Quizás se siente restringido por nuestra relación; quizás crea que yo estoy tratando de forzarle a alguna clase de obligación que el no desea, o sobre la que no esta muy seguro.
Y Luis esta pensando : -Vaya. Seis meses.

Y Esther piensa: -Pero yo tampoco estoy segura de querer esta clase de relación. A veces me gustaría tener un poco mas de libertad, para tener tiempo de pensar sobre lo que yo realmente quiero que nos mantenga en la dirección a la que nos estamos dirigiendo lentamente… quiero decir, ¿hacia donde vamos? ¿Vamos simplemente a seguir viéndonos en este nivel de intimidad? ¿Nos dirigimos hacia el matrimonio? ¿Hijos? ¿Una vida juntos? ¿Estoy preparada para este nivel de compromiso? ¿Es que conozco realmente a esta persona?

Y Luis piensa: -… así que eso significa que fue… veamos… febrero cuando comenzamos a salir, que fue justo después de dejar el coche en el taller, o sea que… veamos el cuentakilómetros… ¡Leche! Tengo que cambiarle el aceite al coche.

Y Esther piensa: -Está disgustado. Puedo verlo en su cara. Quizás estoy interpretando esto completamente mal. Quizás quiere mas de nuestra relación, mas intimidad, mas compromiso; quizás el ha notado -antes que yo- que yo estaba sintiendo algunas reservas. Si, apuesto a que es eso. Por eso es tan reacio a decir nada sobre sus propios sentimientos. Tiene miedo de ser rechazado.

Y Luis piensa: -Y voy a tener que decirles que me miren la transmisión otra vez. No me importa lo que esos imbéciles digan, todavía no cambia bien. Y esta vez será mejor que no intenten echarle la culpa al frío. _Que frío? Hay 30_C fuera, y esta cosa cambia como un camión de basura, y yo les pago a esos ladrones incompetentes 60.000 pelas.

Y Esther esta pensando: -Está enfadado. Y no puedo culparle. Yo estaría enfadada, también. Dios, me siento tan culpable, haciéndole pasar por esto, pero no puedo evitar sentirme como me siento. Simple y llanamente, no estoy segura.

Y Luis piensa: -Probablemente me dirán que solo tiene tres meses de garantías. Eso es justo lo que van a decirme, los capullos.

Y Esther esta pensando: -Quizás soy demasiado idealista, esperando que venga un caballero en su caballo blanco, cuando estoy sentada al lado de una persona perfectamente buena, una persona con la que me gusta estar, una persona que realmente me importa, una persona a la que parezco importarle realmente. Una persona que sufre por causa de mi egocéntricas fantasías románticas de colegiala.

Y Luis piensa: -Garantía?. Quieren una garantía?. Les daré una garantía. Cogeré su garantía y la……

-* Luis -dice Esther en alto
-* ¿Que? -dice Luis, sorprendido
-* Por favor, no te tortures así! -dice ella, con un inicio de lagrimas en sus ojos. – Quizás nunca debí haber dicho… Oh, Dios, me siento tan…- Se interrumpe, sollozando.
-* ¿Que? -dice Luis
-* ¡Soy tan tonta! -solloza Esther-. Quiero decir, ya se que no hay tal caballero. Realmente lo se. Es estúpido. No hay caballero, ni caballo.
-* ¿No hay caballo? -dice Luis.
-* Piensas que soy tonta, _verdad? -dice Esther
-* ¡No! -dice Luis, contento por fin de conocer la respuesta adecuada
-* Es solo que… solo que… necesito algo de tiempo -dice Esther

Hay una pausa de 15 segundos mientras Luis, pensando todo lo rápido que puede, trata de decir una respuesta segura. Finalmente se le ocurre una que cree que puede funcionar:
-* Si -dice

Esther, fuertemente emocionada, toca su mano:
-* Oh, Luis, ¿realmente piensas eso?! -dice ella
-* ¿El que? -dice Luis
-* Eso sobre el tiempo -dice Esther
-* Oh, -dice Luis-, si, claro.

Esther se vuelve para mirarle y fija profundamente su mirada en sus ojos, haciendo que el se ponga muy nervioso sobre lo que ella puede decir luego, sobre todo si tiene que ver con un caballo. Al final, ella dice:
-* Gracias, Luis
-* Gracias -dice Luis

Entonces el la lleva a casa, y ella se tumba en su cama, un alma torturada y en conflicto, y llora hasta el amanecer, mientras que Luis vuelve a su casa, abre una bolsa de patatas, enciende la tele, e inmediatamente se encuentra inmerso en una retransmisión de un partido de tenis entre dos checos de los que nunca ha podido entender hablar. Una débil voz en los mas recónditos rincones de su mente le dice que algo importante pasaba en el coche, pero esta bien seguro de que no hay forma de que pudiese entenderlo, así que opina que es mejor no pensar sobre ello. (Esta es también la política de Luis acerca del hambre en el mundo).

Al dia siguiente, Esther llamara a su mejor amiga, o quizás dos de ellas, y hablaran sobre la situación sobre seis horas seguidas. Con doloroso detalle, analizaran todo lo que ella dijo y todo lo que el dijo, pasando sobre cada punto una y otra vez, examinando cada palabra, y gesto por nimios significados, considerando cada posible ramificación. Continuaran discutiendo el tema, una y otra vez, por semanas, quizás meses, nunca llegando a conclusiones definitivas, pero nunca aburriéndose de el, tampoco.

Mientras, Luis, un dia mientras ve un partido de fútbol con un amigo común suyo y de Esther, durante los anuncios, fruncirá el ceno y dirá:
-* Raúl, ¿tu sabes si Esther tuvo alguna vez un caballo?….”

Published in: on marzo 28, 2010 at 3:15 pm  Deja un comentario  

Arzobispo de Oviedo en Avilés: «No vaya a ser que la sociedad que genera la perversión se lave las manos»

Tras la pastoral del Papa por los abusos a menores en el seno de la iglesia católica
El Arzobispo condena los casos de sacerdotes pederastas, pero alerta de la posibilidad de que «pongan en el paredón a quienes fusilamos a diario con nuestra mordacidad»

Avilés / Oviedo,
Félix VALLINA / M. PÉREZ
«No vaya a ser que la sociedad que genera la perversión se quiera lavar las manos buscando cabezas de turco entre el clero católico. No estoy salvando a los pederastas, pero no caigamos en la ingenuidad de creer que todos son así». El arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz Montes, condenó ayer la pederastia en la Iglesia en el transcurso de una homilía en la parroquia de San Juan en Avilés -«tolerancia cero», dijo-, pero alertó de la posibilidad de que se esté organizando un «pimpampum para poner en un paredón de papel a quienes fusilamos a diario con nuestra mordacidad». Las palabras del Arzobispo se producen un día después de la publicación de la carta pastoral del Papa Benedicto XVI dirigida a todos los católicos de Irlanda para expresar su consternación ante los abusos sexuales a menores por parte de representantes de la Iglesia en este país y por la forma en que fueron afrontados por los obispos irlandeses.

Sanz Montes se presentaba ayer a los católicos avilesinos y no eludió los temas polémicos, como la pederastia en la Iglesia, en la homilía. Empezó citando a Jesús en el Evangelio: «¡Ay de aquel que haga daño a los niños! ¡Ay de aquel que escandalice a los pequeños! Más le valdría que le atasen al cuello una rueda de molino y lo tirasen al mar. Son palabras del dulce Jesús, que cuando se tocan temas serios no se anda con componendas», dijo el Arzobispo. A continuación calificó la pederastia como «uno de los pecados más terribles; no es el único, pero es terrible que haya personas de Iglesia que abusen de los niños».

Igual que hiciera el Papa por la mañana en la plaza de San Pedro, Jesús Sanz Montes aludió por la tarde al pasaje bíblico que habla de la adúltera apedreada por el pueblo y en la que Jesucristo pronunció la frase: «El que esté libre de pecado que lance la primera piedra». Luego la comentó: «¿Qué hace Jesús en esta escena evangélica? Sencillamente ponerle nombre al pecado, no banalizar el pecado, pero también decir que se puede salir del pecado. Nuestra vida tiene salida sea cual sea nuestro pecado. Si lo reconocemos y pedimos perdón volvemos a empezar».

En declaraciones a LA NUEVA ESPAÑA, el Arzobispo matizó estas palabras una vez concluido el oficio religioso. «Cuando un sacerdote comete un pecado así, no tiene perdón de Dios», dijo. Sanz Montes también se mostró favorable a «apartarle completamente de la Iglesia, no sólo cambiarle de sitio para ver si podemos disfrazar la cosa», manifestó el Arzobispo.

Asimismo, este periódico pulsó ayer la opinión de sacerdotes asturianos sobre el pronunciamiento papal. De los doce curas consultados, sólo cuatro respondieron; el resto evitó opinar argumentando no haber leído la carta pastoral de Joseph Ratzinger. El párroco de Pumarín en Oviedo, José María Lorenzo, cree que el Papa «quiere que este problema se planteé y se resuelva donde se ha producido» y considera que este tipo de asuntos «hay que resolverlos sin vacilar».

Por su parte, el cura de Sariego, Antonio Domínguez, está a favor de «ser duro y dar la cara», aunque opina que «tenían que haber tomado cartas en el asunto mucho antes». El sacerdote jubilado Alberto Torga cree que el Papa Benedicto XVI ha abordado el tema «con honradez y con libertad» y que la misiva «aborda el problema de manera objetiva». Por último, el párroco de Fátima en Gijón, José María Díaz Bardales, se confesó «muy triste» por un asunto «horroroso» como el de las agresiones sexuales a menores. Bardales apunta que la carta «viene como consecuencia de unos silencios absurdos», pero pide que no se generalice porque «es la misma Iglesia que llega al último rincón de África para ayudar».

«Los problemas hay que resolverlos allí donde se dan y sin vacilar»
José María Lorenzo
Párroco de Pumarín (Oviedo)

«La carta está bien; el Papa ha abordado el tema con honradez y con libertad»
Alberto Torga
Sacerdote jubilado

«El pronunciamiento es consecuencia de unos silencios absurdos; si se oculta es peor»
José María Díaz Bardales
Párroco de La Calzada (Gijón)

Published in: on marzo 23, 2010 at 11:30 am  Deja un comentario  

Sanz Montes:»El sacerdocio no debe estar en la página de sucesos de los periódicos»

El arzobispo participa en un acto del Opus Dei y atribuye la crisis vocacional al disenso teológico y a la falta de «cuidado y vigilancia de la identidad sacerdotal»
J. MORÁN

«El sacerdocio no debe estar en la página de sucesos de los periódicos», manifestó ayer el arzobispo Jesús Sanz Montes durante su intervención en un encuentro con sacerdotes organizado por el Opus Dei de Asturias. Ni en la de sucesos, «ni en la de esquelas», agregó Sanz Montes, ya que hacía referencia al intenso fin de semana en el que la Iglesia católica ha conocido la carta pastoral de Benedicto XVI en la que el Pontífice lamentaba y pedía perdón por los sucesos de pederastia del clero en Irlanda.

Pero el arzobispo de Oviedo utilizaba la referencia de las páginas luctuosas de los periódicos para retratar otra realidad acuciante para la Iglesia: la escasez de vocaciones. De hecho, el encuentro de ayer versaba sobre la «pastoral de vocaciones», es decir, qué remedios aplicar a la sequía de personas llamadas al sacerdocio y a las congregaciones y grupos religiosos.

Al acto acudió una cincuentena de sacerdotes del Opus y diocesanos de diversos puntos de Asturias. La Prelatura del Opus Dei cuenta con unos 13 sacerdotes en Asturias, más otros tantos que forman parte de la Sociedad de la Santa Cruz, entidad tutelada por la Prelatura. El resto de los asistentes al acto de ayer recibieron una invitación personal de los compañeros de sacerdocio del Opus.

Jesús Sanz Montes ahondó en la crisis de vocaciones -«una espada de Damocles para nosotros»- y se refirió a la instrucción pastoral «Teología y secularización en España. A los cuarenta años del Concilio Vaticano II» (2006), un documento de la Conferencia Episcopal de la que él fue coautor. Citó dicho texto para argumentar que «la falta de claridad respecto al sacerdocio no ha sido ajena a la crisis vocacional de los últimos años. En algunos casos parece, incluso, que hay el deseo de provocar un «desierto vocacional» para así lograr que se produzcan cambios en la estructura interna de la Iglesia».

Es decir, que cierta Teología postconciliar ha podido debilitar el sentido del sacerdocio. Sanz Montes puso el contrapunto de que «donde, manteniendo la doctrina católica, se ofrecen a los jóvenes ámbitos para el encuentro personal con Cristo en la oración litúrgica y personal, ordinariamente surgen las vocaciones». La devaluación del sacerdocio ha pasado, por ejemplo, por no considerar al varón «como único sujeto válido del orden sacramental».

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Pellitero: «El Papa es un padre que habla a su familia en la carta sobre la pederastia»
J. M.
Sanz Montes puso un ejemplo de devaluación en la concepción del sacerdocio o de la vida religiosa: el teólogo Diarmuid O’Murchu propuso hace años cambiar la definición de los votos de la vida religiosa de modo que «el voto de pobreza pase a llamarse «de administración ecológica»; el de obediencia, «mayordomía de coordinación», y el de castidad, «voto para la relación»».

La «falta de cuidado y vigilancia de la identidad sacerdotal», además del «disenso teológico» está en la base de la crisis de vocaciones, concluyó Sanz Montes, quien fue presentado en el acto por José Carlos Seijo, responsable del Opus Dei en Asturias, e Ignacio Font, vicario territorial.

Antes de la intervención del arzobispo de Oviedo, el ponente fue Ramiro Pellitero, médico, sacerdote del Opus Dei y profesor de Eclesiología y Pastoral de la Facultad de Teología de la Universidad de Navarra. Pellitero también es capellán de la Clínica Universitaria de Navarra.

El ponente explicó a este periódico, tras su conferencia, que «es innegable el impacto sobre la opinión pública de los casos de pederastia del clero». No obstante, «hay que tener presente que de los 200.000 casos registrados en toda Alemania, sólo menos de cien corresponden a sacerdotes cristianos».

Con todo, «el sacerdocio vive en medio de un mundo descreído y además estos sucesos constituyen un mazazo», agregó. Sobre la carta de Benedicto XVI en la que el Pontífice pide perdón, Pellitero explicó que «es el texto de un padre que habla con su familia y les dice que tenemos este dolor y tenemos que llevarlo entre todos».

En cuanto a los sacerdotes en general, el conferenciante expuso que el «buen sacerdote es un hombre pegado a Cristo, que celebra bien la misa, que reza, que quiere a las personas con las que trabaja -y más a los más necesitados- y que lleva un testimonio de alegría a los demás». En este sentido, añadió que una «amplia encuesta realizada en EE UU mostraba que los sacerdotes y los religiosos son las personas que se declaran más felices, porque han seguido su vocación».

Published in: on marzo 23, 2010 at 11:02 am  Deja un comentario  

Esperamos perdón

escena en el Evangelio especialmente significativa: cuando los judíos le presentan al Señor a una mujer sorprendida en adulterio:

“Los escribas y los fariseos le traen una mujer sorprendida en adulterio, y, colocándola en medio, le dijeron: – «Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio. La ley de Moisés nos manda apedrear a las adúlteras; tú, ¿qué dices?» Le preguntaban esto para comprometerlo y poder acusarlo. Pero Jesús, inclinándose, escribía con el dedo en el suelo.

Los Padres de la Iglesia sugieren que el Señor escribía en el suelo: “no retires la paja en el ojo ajeno sin haber retirado la viga del tuyo”. De eso nos habla la Cuaresma y la Semana Santa: de la necesidad de mirar en el propio corazón para descubrir lo que no va y decidirnos a una conversión verdadera.

Como insistían en preguntarle, se incorporó y les dijo: – «El que esté sin pecado, que le tire la primera piedra.» E inclinándose otra vez, siguió escribiendo. Ellos, al oírlo, se fueron escabullendo uno a uno, empezando por los más viejos. Y quedó solo Jesús, con la mujer, en medio, que seguía allí delante. Jesús se incorporó y le preguntó: – «Mujer, ¿dónde están tus acusadores?; ¿ninguno te ha condenado?» Ella contestó: – «Ninguno, Señor.» Jesús dijo: – «Tampoco yo te condeno. Anda, y en adelante no peques más.».

Todos somos pecadores. Por eso, aquellos hombres quizás recordaron el salmo 18 donde se le pide al Señor: ¿Quién conoce sus propios errores? Purifícame tú de las faltas ocultas. Protégeme también del orgullo, que jamás me domine. El Cardenal Ratzinger solía citar al respecto un pasaje del Cantar de los Cantares: “nigra sum, sed formosa”, tengo manchas pero soy hermosa, y aplica esa frase a la realidad de la Iglesia, que es santa –porque su Autor es el Dios tres veces santo- pero está compuesta por pecadores. Es lo que se repite cada día en la Eucaristía, cuando la liturgia invita a pedir: “no mires nuestros pecados, sino la fe de tu Iglesia”.

El mismo Cardenal Ratzinger , en el Viacrucis del Coliseo Romano unos meses antes de ser elegido Papa, hacía ver el daño tan grande que nuestros pecados le hacen a la Iglesia:

“¿Qué puede decirnos la tercera caída de Jesús bajo el peso de la cruz? Quizás nos hace pensar en la caída de los hombres, en que muchos se alejan de Cristo, en la tendencia a un secularismo sin Dios. Pero, ¿no deberíamos pensar también en lo que debe sufrir Cristo en su propia Iglesia? En cuántas veces se abusa del sacramento de su presencia, y en el vacío y maldad de corazón donde entra a menudo. (…) ¡Cuánta suciedad en la Iglesia y entre los que, por su sacerdocio, deberían estar completamente entregados a él! ¡Cuánta soberbia, cuánta autosuficiencia! ¡Qué poco respetamos el sacramento de la Reconciliación, en el cual él nos espera para levantarnos de nuestras caídas! También esto está presente en su pasión. La traición de los discípulos, la recepción indigna de su Cuerpo y de su Sangre, es ciertamente el mayor dolor del Redentor, el que le traspasa el corazón. No nos queda más que gritarle desde lo profundo del alma: Kyrie, eleison – Señor, sálvanos (Cf. Mt 8,25)”.

Así que ya sabes, a hacer examen.

Por cierto, acerca de lo que escribía Jesús con el dedo en la tierra, ya os lo decía antes no lo sabemos con seguridad. Pero sabemos algunas cosas. Por ejemplo, sabemos que mientras Jesús se agachaba, callaba y arrastraba su dedo por el polvo de tierra, los otros, en pie, gritaban, juzgaban, acusaban, y condenaban. Y sabemos que, mientras los hombres nos acusamos y murmuramos unos de otros sin piedad, y pensamos, escribimos y criticamos de los otros, Dios mismo calla, se agacha, y con su Dedo divino, Jesús de Nazareth, escribe en la Tierra con su Sangre el perdón para los hombres… Sabemos también que la Mujer más maravillosa e inocente, la Virgen Madre, es llamada “Refugio de los pecadores”. Sabemos muchas cosas en realidad, y todo lo que sabemos es muy consolador. Pero, lo que Jesús escribía con el dedo en la tierra, eso no lo sabemos… Es bueno también darnos cuenta de que no sabemos.

Published in: on marzo 21, 2010 at 1:20 pm  Deja un comentario  

Los jueves, humor

Y ahora los actores de todas las épocas, igual

Published in: on marzo 18, 2010 at 2:59 pm  Deja un comentario  

Los jueves, humor

Las actrices de todas las épocas reunidas y conjuntadas

Published in: on marzo 18, 2010 at 1:15 pm  Deja un comentario  

Que bien se está contigo, Señor¡

Segundo Domingo de cuaresma, vemos al Señor en el Monte Tabor donde los apóstoles contemplaron Su Gloria. ¡Que bien se está aquí! Dijo Pedro. Por unos instantes, se les anticipó toda la belleza, y la paz, y la dicha que estaba reservada para ellos… Y se enamoraron… Dios se esconderá después en el dolor de su pasión y muerte, pero Dios antes nos ha ofrecido un punto de apoyo, ver su gloria, un punto de apoyo mucho mejor y más sólido que cualquiera de los que él pueda buscar, y entonces el hombre no se cae, salta.

La Eucaristía es también Dios escondido, y esta oración eucarística nos habla también del Tabor de su presencia eucarística: ¡Qué bien se está contigo Señor!

¡Que bien se está contigo, Señor, junto al Sagrario!
¡Que bien se está contigo! ¿Por qué no vendré más?
Desde hace muchos años vengo a verte a diario
Y aquí te encuentro siempre, amante solitario
Solo, pobre, escondido, pensando en mí quizás
Tú no me dices nada, ni yo te digo nada,
Si ya lo sabes todo ¿qué te voy a decir?
Sabes todas mis penas, todas mis alegrías
Sabes que vengo a verte con las manos vacías
Y que no tengo nada que te pueda servir.
Siempre que vengo a verte, siempre te encuentro solo,
¿será que nadie sabe, Señor, que estás aquí?
¡No sé!, pero sé en cambio que aunque nadie te amara,
ni te lo agradeciera, aquí estarías siempre esperándome a mí.
¿Por qué no vendré más? ¡Qué ciego estoy, qué ciego!
Si sé por experiencia que cuando a Ti me llego
Siempre vuelvo cambiado, siempre salgo mejor
¿A dónde voy, Dios mío, cuando a mi Dios no vengo?
Si Tú me esperas siempre, Si a Ti siempre te tengo,
Si jamás me has cerrado las puertas de tu amor.
Por otros se recorren a pie largos caminos,
Acuden de muy lejos cansados peregrinos,
Pagan grandes sumas que no han de recobrar.
Por Ti nadie pregunta, de Ti nadie hace caso,
Aquí, si alguno entra sólo es de paso.
Aquí eres Tú quien paga si alguno quiere entrar.
¿Por qué no vendré más? Si sé que aquí a tu lado
Puedo encontrar Dios mío, lo que tanto he buscado:
Mi luz, mi fortaleza, mi paz, mi único bien.
Si jamás he venido que no haya encontrado.
Si jamás he sufrido, si jamás he llorado, Señor,
Sin que Tu También llorases conmigo.
¿Por qué no vendré más, Jesucristo, bendito?
Si Tú lo estás deseando, si yo lo necesito.
Si sé que no se nada, cuando no vengo a Ti
Si aquí me enseñarías la ciencia de los santos,
Esa ciencia bendita que aprendieron tantos
Que fueron tus amigos y gozán ya de Ti.
¿Por qué no vendré más? Si sé, yo con certeza
que tu eres el modelo que mi alma necesita,
que nada se hace duro mirandote a Ti a quí.
El sagrario es la celda donde estás encerrado.
¡Qué pobre, que obediente! ¡Qué manso, que callado!
¡Que solo, que escondido! ¡Nadie se fija en Ti!
¿Por qué no vendré más? ¡Oh bondad infinita!
¡Riqueza inestimable que nada necesita
y que te has humillado a mendigar mi amor!
¡Ábreme ya esa puerta, sea ya esa mi vida,
Olvidada de todos, de todos escondida!
¡Que bien se está contigo!
¡Que bien se está, Señor!

Unidos a María, “Madre del Amor Hermoso”, fijaremos estos días nuestra mirada en Jesús de Nazareth. Hora es ya de levantar los ojos de nuestro propio pecado, y, fijándolos en la hermosura del Hijo de Dios, dejar que se iluminen hasta caer rendidos, enamorados… Hasta saltar. ¡Bendita Cuaresma!

Published in: on marzo 13, 2010 at 5:23 pm  Deja un comentario  

Comunión de los santos

Oh¡ Dios, que manifiestas tu poder con el perdón y la misericordia: derrama incesantemente sobre nosotros tu gracia, por Jesucristo nuestro Señor, Amen. (Domingo 26. Oración colecta)

CEC 1082: el Padre es reconocido y adorado como la fuente y el fin de todas las bendiciones de la Creación y de la Salvación; y en su Verbo, encarnado, muerto y resucitado por nosotros, nos colma de sus bendiciones y por él derrama en nuestros corazones el Don que contiene todos los dones: el Espíritu Santo.

Vamos a decirle de modo ordenado y sencillo

Desde toda la eternidad hemos sido elegidos en Cristo.

Somos llamados a identificarnos con ÉL

Desde antes del tiempo nos eligió, pero la historia es de salvación en el tiempo: es la historia de salvación y Cristo muere en esa historia

Y envía a su Espíritu Santo que hace la Iglesia, la expande, la multiplica y a nosotros nos santifica

Inspirada en la Escritura, la Tradición llama “gracia” a todos los dones de la salvación, que nos sacan del pecado y nos conducen al fin querido por Dios.

La tradición oriental, siguiendo la patrística griega, llama divinización a la renovación del hombre por el Espíritu Santo, y llama “gracia” a la misma acción divina (energeia) que diviniza al hombre.

La tradición protestante se refiere solo a una gracia, la del perdón, a la que ellos llaman gracia de justificación.

947. “Como todos los creyentes forman un solo cuerpo, el bien de los unos se comunica a los otros … Es, pues, necesario creer que existe una comunión de bienes en la Iglesia. Pero el miembro más importante es Cristo, ya que El es la cabeza … Así, el bien de Cristo es comunicado a todos los miembros, y esta comunicación se hace por los sacramentos de la Iglesia” (Santo Tomás, symb.10). “Como esta Iglesia está gobernada por un solo y mismo Espíritu, todos los bienes que ella ha recibido forman necesariamente un fondo común” (Catech. R. 1, 10, 24)

948. La expresión “comunión de los santos” tiene entonces dos significados estrechamente relacionados: “comunión en las cosas santas [‘sancta’]” y “comunión entre las personas santas [‘sancti’]”.

“Sancta sanctis” [lo que es santo para los que son santos] es lo que se proclama por el celebrante en la mayoría de las liturgias orientales en el momento de la elevación de los santos Dones antes de la distribución de la comunión. Los fieles [“sancti”] se alimentan con el cuerpo y la sangre de Cristo [“sancta”] para crecer en la comunión con el Espíritu Santo [“Koinônia”] y comunicarla al mundo.

949. En la comunidad primitiva de Jerusalén, los discípulos “acudían asiduamente a la enseñanza de los apóstoles, a la comunión, a la fracción del pan y a las oraciones” (Hch 2, 42):

La comunión en la fe. La fe de los fieles es la fe de la Iglesia recibida de los Apóstoles,

950. La comunión de los sacramentos. “El fruto de todos los Sacramentos pertenece a todos. Porque los Sacramentos, y sobre todo el Bautismo que es como la puerta por la que los hombres entran en la Iglesia, son otros tantos vínculos sagrados que unen a todos y los ligan a Jesucristo.

La comunión de los santos es la comunión de los sacramentos …

951. La comunión de los carismas: En la comunión de la Iglesia, el Espíritu Santo “reparte gracias especiales entre los fieles” para la edificación de la Iglesia (LG 12).

953.La comunión de la caridad: En la “comunión de los santos” “ninguno de nosotros vive para sí mismo; como tampoco muere nadie para sí mismo” (Rm 14, 7). “Si sufre un miembro, todos los demás sufren con él. Si un miembro es honrado, todos los demás toman parte en su gozo. Ahora bien, vosotros sois el cuerpo de Cristo, y sus miembros cada uno por su parte” (1 Co 12, 26-27).

954. Los tres estados de la Iglesia. “Hasta que el Señor venga en su esplendor con todos sus ángeles y, destruida la muerte, tenga sometido todo, sus discípulos, unos peregrinan en la tierra; otros, ya difuntos, se purifican; mientras otros están glorificados, contemplando `claramente a Dios mismo, uno y trino, tal cual es’“ (LG 49):

Todos, sin embargo, aunque en grado y modo diversos, participamos en el mismo amor a Dios y al prójimo y cantamos en mismo himno de alabanza a nuestro Dios. En efecto, todos los de Cristo, que tienen su Espíritu, forman una misma Iglesia y están unidos entre sí en él (LG 49).

955. “La unión de los miembros de la Iglesia peregrina con los hermanos que durmieron en la paz de Cristo de ninguna manera se interrumpe. Más aún, según la constante fe de la Iglesia, se refuerza con la comunicación de los bienes espirituales” (LG 49).

956. La intercesión de los santos.

“Por el hecho de que los del cielo están más íntimamente unidos con Cristo, consolidan más firmemente a toda la Iglesia en la santidad…no dejan de interceder por nosotros ante el Padre. Presentan por medio del único Mediador entre Dios y los hombres, Cristo Jesús, los méritos que adquirieron en la tierra… Su solicitud fraterna ayuda, pues, mucho a nuestra debilidad” (LG 49):

PREPARANDO UNA BUENA CONFESIÓN
La Virgen María había prometido en Fátima a Francisco y a Jacinta que pronto se los llevaría al Cielo. En efecto, en 1919 hubo una epidemia de gripe en aquella zona de Portugal, y Francisco fue uno de los primeros en contraer la enfermedad. La gripe se convirtió en violenta neumonía.
Antes de fallecer quiso prepararse una buena Confesión. Una mañana llamó muy temprano a Lucía, y le rogó:
-Quiero que me digas si me has visto cometer algún pecado, y que también se lo preguntes a Jacinta.
Lucía hizo memoria:
-Alguna vez has desobedecido a tu madre cuando ella te pedía que te quedases en casa; te escapabas para venir a buscarme o para esconderte.
Luego le tocó el turno a Jacinta, que recordaba alguna menudencia por el estilo: una vez había cogido unos cuartos a su padre para comprarse una armónica, alguna pedrea con los muchachos de Aljustrel contra los de Boleiros…
Francisco declaró que de todo aquello ya se había confesado, pero que lo haría de nuevo:
-Aunque no fuera a morir, no los volvería a cometer. Ahora estoy muy arrepentido.
Rogó a Lucía que pidiera perdón al Señor por él.
Cfr. C. Barthas, “La Virgen de Fátima”.
 

No lloréis, os seré más útil después de mi muerte y os ayudaré más eficazmente que durante mi vida (Santo Domingo, moribundo, a sus hermanos, cf. Jordán de Sajonia, lib 43).

Pasaré mi cielo haciendo el bien sobre la tierra (Santa Teresa del Niño Jesús, verba).

957. La comunión con los santos. “No veneramos el recuerdo de los del cielo tan sólo como modelos nuestros, sino, sobre todo, para que la unión de toda la Iglesia en el Espíritu se vea reforzada por la práctica del amor fraterno. En efecto, así como la unión entre los cristianos todavía en camino nos lleva más cerca de Cristo, así la comunión con los santos nos une a Cristo, del que mana, como de Fuente y Cabeza, toda la gracia y la vida del Pueblo de Dios” (LG 50):

Nosotros adoramos a Cristo porque es el Hijo de Dios: en cuanto a los mártires, los amamos como discípulos e imitadores del Señor, y es justo, a causa de su devoción incomparable hacia su rey y maestro; que podamos nosotros, también nosotros, ser sus compañeros y sus condiscípulos (San Policarpo, mart. 17).

958. La comunión con los difuntos. “La Iglesia peregrina, perfectamente consciente de esta comunión de todo el Cuerpo místico de Jesucristo, desde los primeros tiempos del cristianismo honró con gran piedad el recuerdo de los difuntos y también ofreció por ellos oraciones `pues es una idea santa y provechosa orar por los difuntos para que se vean libres de sus pecados’ (2 M 12, 45)” (LG 50). Nuestra oración por ellos puede no solamente ayudarles sino también hacer eficaz su intercesión en nuestro favor.

959. … en la única familia de Dios. “Todos los hijos de Dios y miembros de una misma familia en Cristo, al unirnos en el amor mutuo y en la misma alabanza a la Santísima Trinidad, estamos respondiendo a la íntima vocación de la Iglesia” (LG 51).

962. “Creemos en la comunión de todos los fieles cristianos, es decir, de los que peregrinan en la tierra, de los que se purifican después de muertos y de los que gozan de la bienaventuranza celeste, y que todos se unen en una sola Iglesia; y creemos igualmente que en esa comunión está a nuestra disposición el amor misericordioso de Dios y de sus santos, que siempre ofrecen oídos atentos a nuestras oraciones” (SPF 30).

Published in: on marzo 13, 2010 at 1:28 pm  Deja un comentario  

Amar con misericordia…

Según el Diccionario la misericordia es la virtud que inclina el ánimo a compadecerse de los sufrimientos y miserias ajenos. Y la verdad, me ha gustado la definición. Se trataría de amar a alguien pero incluyendo sus miserias.

Cuantas veces hemos oído comentar a alguien conocido: “es increíble, ¡tantos años de trato durante el noviazgo, y sólo ahora, tras apenas un año de matrimonio, descubro que esta persona tiene tal o cual defecto! ¡Si lo hubiera sabido antes a lo mejor ni me caso!”… Y aunque es injusto el comentario, no deja de tener razón. Cuantas veces fuera de casa hemos aparentado ante los demás lo que no somos. Cuántas veces maquillamos nuestras miserias para parecer mejores de lo que somos en realidad… No digo que me parezca mal, pero luego pasa lo que pasa. Queremos ser amados, admirados, queridos y por eso aparentamos ser simpáticos, alegres, agradables… Luego llegamos a casa, nos quitamos la careta, y allí aparecemos tal como somos, es decir que no hay quien nos aguante.

Por eso, para amarnos en casa, necesitamos de la misericordia, esa bendita virtud que inclina el ánimo a compadecerse de las miserias ajenas.

De esta virtud nos habla el Evangelio del próximo Domingo IV de Cuaresma. El Padre de hijo pródigo es imagen de la misericordia de Dios. Fíjate que cuando le ve llegar de lejos “su padre lo vio y se emocionó”. Pero ¿qué pudo ver el Padre en este hijo que le llevara a emocionarse? Aquel hijo había actuado como un ladrón y le había deshonrado al gastar su hacienda lujuriosamente; ¿Qué podía ver a parte de individualismo, impureza, obstinación, desafección, ingratitud… Pero aquel Padre sabía amar tiernamente a su hijo, es decir misericordiosamente, tenía esa bendita virtud que inclinaba su ánimo a compadecerse de las miserias de su hijo.

Y luego, actúo con las mismas entrañas de misericordia cuando llegó el otro hijo, el mayor, con una actitud injusta, llena de ira, desamorada, resentida y envidiosa. Aquel padre lo trato con cariño y le dijo: pero hijo, si todo lo mío es tuyo

En la parábola, la alegría se desborda y se convierte en fiesta. Aquel padre no cabe en sí y no sabe qué inventar: ordena sacar el vestido de lujo, el anillo con el sello de familia, matar el ternero cebado, y dice a todos: “Comamos y celebremos una fiesta, porque este hijo mío estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y ha sido hallado”.

En la novela de El Idiota, Dostoiewski describe una escena que tiene todo el ambiente de una imagen real. Una mujer del pueblo tiene en brazos a su niño de pocas semanas, cuando éste por primera vez le sonríe. Emocionada, se hace el signo de la cruz y a quien le pregunta por qué se persigna le responde: “De igual manera que una madre es feliz cuando nota la primera sonrisa de su hijo, así se alegra Dios cada vez que un pecador se arrodilla y le dirige una oración con todo el corazón”. Tal vez alguno se anime a dar a Dios un poco de esta alegría, y brindarle una sonrisa…

Dios nos conoce muy bien, conoce todas y cada una de nuestras oscuras intenciones, todas y cada una de nuestras miserias más ocultas. Por eso aun cuando toda mi miseria está “a su vista”, sé que Dios me ama, y sé que mi Madre en el Cielo es capaz de abrazarme a pesar de mi lepra.

Published in: on marzo 13, 2010 at 12:43 pm  Deja un comentario  

Los jueves, humor

Una acopuntura muy, muy peligrosa

Published in: on marzo 13, 2010 at 12:28 pm  Deja un comentario